Pocas personas tienen la oportunidad de admirar una vista tan hermosa en persona. Después de todo, uno tendría que elevarse por encima de las nubes para ver el sol escondiéndose detrás de ellas. Por tanto, el uso de una vista tan interesante e inaccesible como decoración en el salón parece una muy buena idea. De esta forma, iluminaremos naturalmente la decoración, y al mismo tiempo le daremos colores sutiles.
Cuando estamos en lo alto de las montañas, el sol naciente está momentáneamente en la misma línea que nosotros. Nos inunda con un brillo agudo, haciendo que todo lo que nos rodea parezca ahogarse en un mar de color naranja y blanco. El horizonte despejado desaparece detrás de una capa de niebla transparente y la persona se siente como si estuviera en un mundo completamente diferente. Un mural que es un registro de un fenómeno tan fantástico vale su peso en oro en manos de un diseñador de interiores exigente.